Por más de trescientos años, ha visto pasar la historia del país frente a él; a pesar de ello aún se para erguido frente al Palacio de la cultura, y presume su vejez, presume ser el centro de la actividad comercial aún hoy. Cansado y ahora un poco remozado, luce brillante y frío.
Ya en tiempos de Estrada Cabrera daba refugio a gente sin casa, sin futuro, según “El Señor Presidente” cobijó a más de algún perseguido político en su huida. En los 70 más de uno se resguardó de las balas en sus columnas. Hoy por las noches se convierte en centro neurálgico del coqueteo y el negocio amoroso.
Allí estuvo
Hoy, el rescoldo de esa vieja criollada lo quiere recuperar, tal como el poder político, que no está mal, pero tampoco está bien; un lugar clasista y excluyente tampoco es lo deseable. Hasta ahora Café Barista, Café León, Café Saúl y El Cafetalito, buscan locales para establecerse en el portal. Con lo que negocios de joyas, librerías, y números de lotería tendrán que salir irremediablemente, bajo la lógica neoliberalista del más apto.